Qué esperar cuando no esperas nada

Tengo que reconocerlo, albergaba la remota esperanza de que la última actualización del «reloj inteligente» de la todopoderosa empresa tecnológica de moda* ,traería consigo algún avance significativo respecto a la medición continua de glucosa.

Toda la expectación generada meses antes, debido fundamentalmente al rumor de que su director ejecutivo está probando una funcionalidad para medir la glucosa por medio de un sensor no invasivo (de la misma manera que mide las pulsaciones en la muñeca), provocaron una oleada de especulaciones. Podría tener sentido que la empresa tecnológica del momento diese un golpe de autoridad y se impusiese con un «verdadero avance», no con unos megapixel más, un chip mejorado o una nueva manera de desbloqueo. Podría tener sentido… Pero no.

Desde mi punto de vista, el progreso es lento. Al menos el progreso que llega al consumidor final. Y porque? Por una sencilla y economica razón. Es mejor ir mejorando con cuentagotas un producto y vender muchas «nuevas y mejoradas versiones» (por las que el consumidor final incluso está dispuesto a pagar un precio desorbitado aunque no supongan un verdadero cambio) que dar el salto y poner en el mercado de golpe algo revolucionario.

Por dónde van los tiros? No tengo la más remota idea de en qué punto se encuentra la ciencia con respecto a la curación de la diabetes, pero tengo claro que quien marca los tiempos es la industria que se lucra con ello. Y ganando mucho… Qué prisa tendrá en que se acabe?

Pequeñas mejoras, marketing para que parezca revolucionario, incremento de precio. Repetir hasta la saciedad.

Disfrutemos de esos avances en la medida de lo posible y luchemos para que sean asequibles si realmente contribuyen a mejorar nuestra calidad de vida como diabéticos. Desde el punto en el que nos encontramos ahora, a llegar a prescindir totalmente de las agujas, las glucemias y la insulina todavía pueden aparecer cientos de productos que irán ayudando, pero esperar que cambie el panorama de la noche a la mañana es, en mi opinión, esperar demasiado.