(Artículo publicado en el número de diciembre de En3D, revista mensual de la Federación Española de Diabetes)
Un diagnóstico de Diabetes es por lo general una situación que trastoca a todo el núcleo familiar. Dependiendo de la situación previa, las relaciones y la edad del diagnosticado, el resto de miembros actuarán de una u otra forma pero es innegable que el apoyo de la familia es fundamental y va a determinar en gran medida el éxito o fracaso en la aceptación de la enfermedad y el grado de autocontrol del paciente.
Desde mi punto de vista, el entorno familiar debe ser capaz de transmitir el mensaje de que “están ahí para ayudar”. Es cierto que en determinadas ocasiones el diabético se siente incomprendido por aquellos que no padecen lo mismo que él, sin embargo ello no quita que con paciencia, empatía y apoyo uno pueda llegar a sentirse acompañado y valorado.
Esta nueva situación probablemente trastoque hábitos y horarios familiares, pudiendo provocar malestar, preocupación y otros sentimientos que pueden volverse muy nocivos si no se exteriorizan de forma correcta. Ante todo quien más sufre es el diabético, aquí no hay culpas o culpables, se trata de irnos adaptando a esta situación, procurando integrarla de forma constructiva dentro del núcleo familiar. Los hábitos que debe adoptar una persona con diabetes en cuanto a la comida pueden beneficiar a toda la familia, teniendo ya la excusa perfecta para distribuir de forma correcta las comidas a lo largo del día, comer ensalada más a menudo, fruta… Lo mismo puede suceder con el ejercicio, otro de los pilares del tratamiento de la diabetes, qué mejor momento para realizar actividad física en familia caminando, montando en bici… Debemos intentar abordar la situación de forma positiva ya que quedarnos tan solo con la frustración no conduce a nada.
Por tanto es fundamental que aunque la familia esté preocupada y tenga miedo, no lo transmita de forma que pueda asustar. Tampoco es adecuado mimar en exceso al paciente mostrando sentimientos lástima o condescendencia por él. Desde mi punto de vista lo más importante es que la familia no sobreproteja o mime, sino que acompañe al paciente desde el principio para favorecer las bases de la autonomía y autocontrol, ayudando al diabético a conocer su enfermedad. La ignorancia es uno de los mayores obstáculos a la hora de aceptar y controlar la Diabetes a todos los niveles.
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