Guadarrama Trail Race, porqué no corrí

El sábado 12 a las 3:00 de la madrugada comenzó el Guadarrama Trail Race 90, carrera en la que decidí no participar. Antes de nada, quiero que conste que no tengo nada en contra de ningún organizador o colaborador, y que no me he dejado llevar por comentarios en redes sociales o habladurías. Todo lo que aquí manifiesto es fruto de haber hablado con organizadores, ayuntamientos, director de carrera… etc. Mucho se habla de la responsabilidad del corredor a la hora de abordar una carrera de esta envergadura, sin embargo creo que puede ser un buen momento para reflexionar también acerca de los deberes de los organizadores. ¿Os parece interesante? seguid leyendo…

Esta primera edición del GTR iba a ser una carrera de montaña con diferentes distancias y circuitos, buscando dar una opción para diferentes perfiles de corredores, tanto para los que buscaban su primera experiencia en montaña como para los que quieren un ultra «serio» en la Sierra de Guadarrama. Una carrera no muy cara, con un trazado interesante (La Peñota, Bola del Mundo, Abantos, Cabeza Líjar…) y dentro del nuevo circuito nacional de ultramaratones de montaña Summum Ultracup (que en un principio podía parecer una garantía de calidad). Me cuadraba en distancia, fechas y estaba cerca, por lo que me apunté dos meses y medio antes.

Una vez inscrito, los problemas y dudas no tardaron en llegar. Reconocimiento médico completo con prueba de esfuerzo y electrocardiograma como requisito para correr y un descargo de responsabilidad que me dejó un poco «mosca» sobre todo porque firmaba que la empresa y organizadores no eran responsables de nada de lo que me pasase y renunciaba a interponer demanda. Además, que disponía de material, forma física y destreza para hacer la prueba en autosuficiencia (con lo cual si luego no había avituallamientos yo había firmado que era capaz de correr en autosuficiencia y la empresa se lavaba las manos).

Las malas sensaciones comienzan a llegar el día 28 de agosto, cuando sin mayor argumento que pasar la prueba a un día festivo, se cambia la fecha del 5 al 12 de octubre. Es aquí cuando ya empiezo a recelar y pienso ¿estas cosas no se preveen antes?. Pero las modificaciones, o arreglos sobre la marcha no habían hecho mas que empezar. El día 10, con el título «Mejoras en el Programa», se nos anunciaba una modificación de condiciones en el reglamento y en el lugar y horario de recogida de dorsales, lugar que volvería a cambiar el día 26 del mismo mes y se desplazaría a Madrid, por lo que uno ya estaba obligado a ir primero a Madrid a por el dorsal y luego a San Lorenzo del Escorial a correr. Aparentemente estas «mejoras» no nos estaban ayudando mucho.

Sin embargo, el colofón llegaba el día 2 de octubre a 10 días de la carrera. Un cambio en el recorrido de todas las pruebas, de 15km, 30, 50 y 90. Lo curioso es que todas pasaban ahora a incrementar su distancia un mínimo de 7 kilómetros en el caso de la de 90, hasta casi 10 como fue el caso de la de 30, lo cual, según ellos era algo que los corredores agradecerían ya que se podría disfrutar de un recorrido mas bello y con mejores vistas… Aluvión de críticas en redes sociales, conocidos que empiezan a desapuntarse… y yo ya empiezo a estar muy intranquilo, ya que quien estaba detrás de esta prueba me estaba infundiendo poca confianza, asique empiezo con la labor de ir llamando uno por uno a Ayuntamientos, colaboradores y finalmente, y tras muchos intentos consigo hablar con el director de la carrera, que a su vez también es el director técnico.

Un descargo de responsabilidad que deja poco a la imaginación...
Un descargo de responsabilidad que deja poco a la imaginación…

Tras haberlo escuchado en vinilo fm en una entrevista planteada con el objeto de responder preguntas y tranquilizar a los participantes (podeis escucharla completa aquí, pinchad a partir del minuto 43:00. No tiene desperdicio) y conseguir mas bien lo contrario conseguí contactar con el. Finalmente esta persona asume el rol de director técnico (cosa que el día de la entrevista no reconoce) y tras unas sencillas preguntas en cuanto al organigrama de organizadores de la carrera, le pregunto acerca del los seguros suscritos para la prueba, tanto para Participantes como de Responsabilidad Civil. Al principio obtengo una negativa por respuesta, y me pregunta si soy periodista. Ante mi insistencia finalmente me deletrea el nombre de una correduría de seguros alemana que aún a día de hoy he sido incapaz de encontrar!

El vaso se estaba llenando… finalmente, tras hablar con el servicio de deportes de San Lorenzo del Escorial me entero que a menos de 24 horas para la carrera aún no tienen el equipo de corredores escoba para la prueba reina. Definitivamente, me borro. No quiero tomar la salida en una prueba cuya organización no ha hecho mas que hacerme desconfiar.

Finalmente, y con ánimo de hablar en persona con alguno de los organizadores me acerqué el viernes por la tarde durante el horario de recogida de dorsales al lugar habilitado. No me sorprendió que no hubiese nadie y que ante mi insistencia solo consiguiera un teléfono. Ah! todo esto después de haber hecho cola durante casi una hora y cuarto hasta llegar a un mostrador con tres personas claramente desbordadas de trabajo.

Ya concluido el evento, y habiendo intercambiado opiniones con corredores y con gente que también decidió no participar, el sentimiento de «caos organizativo» es compartido. He escuchado historias de problemas con el tráfico, falta de avituallamientos, mal balizamiento… ahí no entro, ya que no lo vi y no puedo opinar. Sin embargo, lo que yo viví y la sensación que me quedó fue de un evento mal organizado, que esperemos, sirva a sus organizadores para aprender de los errores y no volver a cometerlos y a nosotros, corredores, para también exigir un mínimo de calidad en las carreras.